Ayer pensando en lo que somos, en lo que no, y en los que nos quedamos sin saber bien. Pensando en las distintas capas que puede tener un ser humano, tan sólo me queda pensar una vez más en la inconmensurabilidad de todo. A penas puedo llegar a saber lo que mide el todo, o la nada mas bien. ¿ ALGUIEN LO SABE? Que me lo diga, pues, quiero saber.
A penas alcanzo a llegar a y suponer, en realidad, sobre mi existencia dada. Quizás solo un tránsito hacia el mismo lugar: yo misma.
Ayer pensé en lo que me encanta la transparencia de ser nosotros mismos, siempre, y más con el paso de los años. Agradezco cada gesto humilde de cada ser humano, su mirada infranqueable no me sosiega, al contrario, me transmite poca paz. Me gusta la gente que rompe, pero sin saberlo. Me gusta la gente que siente, huele, pasea, llora y ríe sin quererlo. Que acaricia las ondas del viento y que humedece sus ojos con cada brisa que recorre su pelo.
Me gusta la gente que sabe quién es, aunque aquello suponga la entrada sin salida a mil años de maldita oscuridad.