El HuMor como al AmoR, hay que hacerlo bien.

Gente quejándose en todas partes. Muchísima gente quejándose del trabajo que tiene, de la gente con la que trabaja, de los empleos y las tareas que tienen que realizar en su día a día, de su jefe, de su sueldo, de su vecino, pericodelospalotes, etc. Si algo te molesta en tu vida, cámbialo o comete acciones y pasos para cambiarlo. Pero a mi no me des la chapa si no haces esto. No me gusta estar rodeada ni desenvuelta en tal ambiente. He trabajado y sigo trabajando en mis hábitos, pensamientos y maneras de proceder para evitar ser “la víctima en bucle”, quita demasiada energía como para que venga señor/a X a envolverme con su halo de negatividad. Mira, eso no te ayuda, ni te suma. Así que al observar este hecho, directamente me aparto. Me pongo en modo indiferencia de las personas negativas, de la superficialidad  de las cosas, me abruma, y de la malacostumbre forma de ser quejoso/a porque sí. A esto, quizás habría que sumarle los «problemas» a los que nos sometemos por voluntad.  Seguramente nos tomamos las cosas muy en serio. Ríete de tus desgracias, no sé. Acéptalas. Reírte de ti mismo y de tus circunstancias, observar el todo como juego, esa actitud infantil tan ingenua, observado todo bajo el techo fundado en una imaginación en la que no ves dolor, pero consciente. Esa actitud que te lleva por la magia verdadera de la vida y que te regala momentos inexplicables. El tránsito por una etapa de tu vida difícil, que te genera sufrimiento, se vuelve mucho más liviana si sabes darle la vuelta. A la larga, le restas importancia a algo que en su momento lo era. Y a la otra larga se convierte en un aprendizaje. Más tarde lo sabes.

El humor es el vínculo más humano y más provechoso para activar el botón del cambio, es necesario si queremos seguir viviendo, es la única vía posible de seguir viviendo. Sin humor, ¿Qué hay pues?, QUe me diga alguien que queda entonces si no hay humor. Si ya no puedo burlar ni de mí misma, ¿ qué me queda entonces?  Me aferro. Por la gracia divina, la que sale de dentro, no sabes porqué, cómo, pero brota como una fuente que emana agua, naturalmente.

«El humor es perfecto porque nos hace ver que somos imperfectos».

En mi experiencia, reírme de mi misma, reírme de mis circunstancias, sobre todo cuando siento que no puedo controlar absolutamente nada, o incluso reírme al observar mis traumas en relación con el resto , me ha salvado de muchas. Incluso me han ayudado a conocer cuáles, dónde y cómo están mis límites y, porqué no, superarme.  El humor es perfecto porque nos hace ver que somos imperfectos. perfectamente imperfectos. No somos máquinas. Somos seres imperfectos creados por la madre naturaleza, la única sabia y poderosa criatura perfecta.  Repite este mantra todos los días y liberarás de alguna manera poco a poco tus lastres, que puedes pensar que son tuyos, o que eres tú en conjunto con también tus torpezas emocionales, intelectuales, espirituales, físicas, mentales. Y te preguntarás: ¿Qué me puede aportar estar partiéndome constantemente de mí y de la vida? No es que te tengas que estar riendo todo el rato, cada día, o sí, yo quién soy para impedirlo, pero es un más bien adoptar un modo de vida, una actitud frente a la vida, una filosofía de caminar por el mundo. Es más, te diré que desarrollar un gran sentido del humor es lo mismo que dejar una puerta abierta junto a la ventana todos los días para que ventile la habitación. Desechar los malos olores y los viejos recuerdos hacia nuevos comienzos, con los sentidos puestos en el presente, en lo inesperado, lo que tenga que pasar. No sabría explicarlo mas que como el sendero correcto y de manera inequívoca hacia una gran sesión de autoexploración.

Humor es amor y foco también por aquello que te haga sentir mejor. El humor canaliza la energía por canales que nos brindan mayor bienestar, felicidad, en ese momento dado… El humor administra o emplea nuestra libido estancada (la energía sexual) de forma eficiente,  y siento de alguna manera que puede ayudarnos a que fluya de modos distintos; tener humor es un buen comienzo para sentir mejor. Sentir con el corazón, pues que cosa más humanamente genuina y pura que la risa.

Quiero lanzar una campaña para recuperar el humor perdido en nuestra historia reciente.  Recuperar el humor como herramienta sanadora, liberadora, sofisticada, una herramienta que hace al hombre más inteligente de lo que lo ha hecho nunca, que le haga cambiar el chip al instante y, conseguir hacer que sus quehaceres diarios sean completamente distintos, que su sentido de la realidad no sea tan pesada, sino casi pueril. Que valore lo importante como lo verdaderamente importante y que del resto se ría tan fuerte que hasta las palomas emigren a otros lados porque nos tilden de locos aquí a los de ciudad.

Aunque… reír por reír, si la cosa no te ha hecho absolutamente nada de gracia y te ríes por quedar bien ante los demás, eres tonto. Pero oye, hasta la risa garrula la revindico. Vivan las risas agilipolladas, las tontunas, las risas que duelen la barriga de tanto reíh y hasta olvides qué te hizo tanta gracia al principio. Reír abruptamente en un funeral al recordar la belleza en vida.

La risa como terapia y como analgésico natural.

La risa como resultado de un dicho absurdo, nada inteligente, inadecuado, fatalista, fuera de contexto.

La risa como arma arrojadiza o como recurso poderoso.

LA RISA como ese puente que nos enlaza, reconforta y nos devuelve la fe en la humanidad, en el fútil y plausible sentido que la vida pueda tener.

La risa como lenguaje universal, y la sonrisa como antesala de la confianza, del amor.

La risa en las barricadas.

La barricada es aquí una risa defensiva que intenta salvaguardar ese espacio personal de resistencia cuando no es
posible desplegar una risa jubilosa.

Fuente: Cita del ensayo "Cómo reía Mozart", de Peter Shaffer.

 

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