«Disfruta, pero ten cuidado».

Cuando alguien marcha inesperadamente de tu vida, te partes en 2, 3, y 4 mil pedazos. Al menos eso sentí yo contigo.

A mi yaya Lola, querida, cinco años de tu partida . Cinco años sin uno de tus grandes abrazos, rodeándome y dándome la bienvenida a tu humilde casa, entre fantas, patatas y palmeras de chocolate. Con esa garra que te caracterizaba “a mi nietos que no los toque nadie”, joder, esa bravura, fiel, un poco desconfiada (casi siempre llevaba el dinero en el sujetador), terca como una mula, transparente pero sin pelos en la lengua. Ahora lo pienso y madre mía…qué gran espejo fuiste para mi, allí donde mirarme una y otra vez.

La verdad es que han pasado muchas cosas desde que te fuiste ese abril de 2016, si supieras…igual no querrías ni levantarte. Pero recuerdo muy vivamente nuestra última conversación. Fue por teléfono. Llamabas para felicitarme por mi 25 cumpleaños, un miércoles. Querias verme y saber un poco de mi,que hacia tiempo que no nos veíamos y eso..Yo iba en un autobús de camino a algún lugar del sur de España, que si mal no recuerdo sería conil de la frontera. Nuestra conversación acabó con unas palabras tuyas donde me decías que disfrutara pero “que tuviera cuidado”.

Sólo decirte que, sí, lo pasé muy bien, muy bien. Y es que ese día estuve con una pareja que conocí en Conil, con la que me topé de casualidad buscando en internet para hacer rutas en bicicleta por allí. Resulta que ellos habían empezado a montar un negocio de bicicletas,fíjate tú,  y que hacían rutas por las playas y calas de Conil con la gente, y también por las sendas; eran coñileros.com. Querían enseñar a turistas rarunos como yo las singularidades del pueblo, pero montados sobre ruedas. Ese día lo pasé muy guay, y luego me invitaron a ver su casa, y me enseñaron su plantación de marijuana, y sus plantitas aromáticas, su terracita en la casa llena de ellas, con miles de artilugios para bicicletas, herramientas para la vida diaria…aquello me pareció muy genial, y su vida, pues un lujo, sin materialismos ostentosos.

Nos tomamos algo después- que por cierto me invitaron-, y me preguntaron que qué hacía con ellos, el día de mi cumple, por allí, sin pasarlo con mi familia, novio, etc. Que luego dónde iba, que hacia dónde me dirigía…y qué sé yo. Fue un día muy divertido, y hasta creo que me caí yendo en la bici jejej (la bici también me la prestaron, por cierto, yo sólo pagué la ruta con ellos). Además, les hacía ilusión compartir conmigo aquello porque era su primera clienta y le pusieron muchas ganas.

Yaya, no sé si tuve cuidado, pero creo que ninguno. Y creo que, menos mal que no lo tuve, de haberlo tenido igual hubiese desconfiado, nunca les hubiese conocido, nunca hubiese experimentado aquello, no hubiese conocido Conil y sus playas a vista de pájaro y a velocidad de lagartija. Quizás mi día hubiese sido distinto, de haber tenido cuidado, no hubiese aprovechado ni la mitad de las cosas que hice. Supongo que tus palabras iban en otro sentido; creo que te referías a ese peligro concreto que sentimos nosotras, a ese cuidado que hay que tener por si las moscas. Yaya, yo puedo tener toda la precaución del mundo siempre, pero en este mundo, siendo mujer, un día estás y otro no porque igual a alguien le ha dado la gana que así sea. Y eso no dependerá ya de mi, sino del otro. Del mundo, de su visión y de esta sociedad que entre todos hemos construido. Yo seguiré teniendo cuidado, pero cuidados moderados jajaja.

En fin, todo eso. Me hubiese gustado contártelo a la vuelta pero no me dio tiempo. Que te echo mucho de menos, y que como nieta tuya que soy, me conformo con llevar dentro algo de esa esencia brava que tenías, y que muchas veces, más de las que imaginas, me ha dado aliento y sinrazón para seguir.

Te querré hoy, mañana y siempre.

🙂

 

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